Libre Expresión

Jueves, 05 Junio de 2025

DÍA DE LAS Y LOS PERIODISTAS

Informar con libertad, trabajar con sueldos dignos

El 7 de junio es un día especial para las y los periodistas, es el día en que se conmemora nuestro trabajo. Más allá de todas las interacciones y saludos de rigor, es una fecha para pensarnos, pensar sobre nuestra profesión, hacia dónde vamos o hacia dónde nos van empujando, qué oposición planteamos, cómo resistimos la avanzada contra el ejercicio libre del periodismo. No sólo por las agresiones constantes y virulentas desde el gobierno nacional, sino por algunas prácticas antiperiodísticas que se van diseminando como una mancha peligrosa sobre nuestra profesión.

 

A dieciocho meses de la asunción presidencial de Javier Milei, nos encontramos frente a un gobierno que viene avasallando derechos y conquistas de trabajadores, jubilados, estudiantes, docentes, estatales, científicos, médicos y desde el principio atacando al trabajo periodístico. Es difícil encontrar un discurso, una declaración o una entrevista pautada del presidente en donde no se despache contra la prensa. Con un armado pago de operadores en las redes que repiten la violencia institucional sin ningún límite y generan un clima de verdadero hostigamiento y persecución con el foco puesto en lxs periodistas, los medios de comunicación y especialmente ensañado con las mujeres trabajadoras de prensa.

El SPR y las organizaciones sindicales hermanas vienen alertando sobre este avasallamiento que denigra el trabajo periodístico con calificativos como: casta, ensobrados, imbéciles, basuras, mentirosos por dinero, torturadores profesionales. Sólo algunas de las expresiones habituales de Milei para referirse a periodistas y comunicadores. Las agresiones verbales se traducen en una sistemática represión sobre los fotógrafos y cronistas que cubren la protesta social, con heridos, golpeados o detenidos por las fuerzas de seguridad.   A esta relación conflictiva con la prensa se suman restricciones al acceso informativo y medidas que han generado preocupación en organizaciones nacionales e internacionales defensoras de la libertad de expresión como impedir que ingresen los fotógrafos al Congreso, limitar el trabajo de las coberturas mediáticas, querer controlar las conferencias de prensa con un botón muteador y la prohibición de drones en las manifestaciones, entre otras. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) han señalado su preocupación por la represión estatal durante las protestas de jubilados y reiteraron el llamado al Estado a respetar y garantizar los derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica, así como la seguridad de las personas que participan en las manifestaciones, que confirman el giro autoritario del gobierno. Ninguna de estas consideraciones que se vienen repitiendo es respetada. Las coberturas periodísticas de las históricas manifestaciones de los jubilados tienen a las y los trabajadores de prensa como blancos móviles, el ejemplo más terrible es el del compañero Pablo Grillo, que aún lucha por su salud.

A este marco de preocupación frente al riesgo cierto del ejercicio libre del trabajo periodístico se añade la precarización laboral expresada en los salarios que no alcanzan para llegar a fin de mes, la recurrencia al multiempleo, las paritarias con tope de aumento.  Las fuentes de trabajo que se achican, la reforma laboral en ciernes, desincentivos al registro de trabajadores al eliminar sanciones a empleadores por trabajo en negro, la flexibilización en las relaciones laborales, la restitución del impuesto a las ganancias para un gran sector de trabajadores, la creación de la figura del trabajador independiente, la eliminación del monotributo social, son otros rasgos que implosionan nuestro trabajo.

Todo lo descripto nos pone ante el desafío de defender nuestros ingresos cada vez más pauperizados, sostener las fuentes de trabajo, mejorar las condiciones laborales, la salud afectada por el desfinanciamiento de las obras sociales solidarias, lidiar con la indiferencia frente a los reclamos de igualdad de género desconociendo la ley de equidad. Y de un modo inédito desde la recuperación democrática los derechos que dan sentido a nuestro trabajo: la libertad de expresión y el derecho a la información. La crisis de credibilidad en que se está degradando el periodismo con comunicadores complacientes y el acallamiento de voces tiene otros matices al eliminar pauta oficial a los medios comunitarios y cooperativos, voces que vienen aportando a la diversidad, pluralidad y el federalismo. Con un desarmado de los medios públicos y con desfinanciamiento de los privados.

Hay también un desafío urgente que representa el avance tecnológico y la activa presencia de la inteligencia artificial que presupone otros modelos para el trabajo periodístico,  con distintas estrategias comunicacionales. La irrupción de nuevas plataformas y su impacto en los paradigmas informativos exigen respuestas creativas para desmantelar prototipos individualistas que debilitan nuestro ejercicio profesional. Hacer periodismo ahora requiere de más actualización y capacitación en los nuevos saberes, aprendizajes a los que deben aportar sin dudas las empresas de medios, por lo que debemos impulsar un debate en profundidad sobre nuestras tareas y fines. El criterio de la economía tradicional basado sólo en beneficios financieros ha tocado su techo, el universo mediático no puede dejar su existencia librada al mercado y sus vicisitudes.

El periodismo está en una etapa que hay que afrontar de modo colectivo, con la mira puesta en el interés social de la información, con independencia, fuera de los intereses de sectores políticos o empresariales, denunciando las noticias falsas, sin censura y sin la más peligrosa autocensura. Lo que buscamos las y los periodistas es poder ejercer nuestro trabajo en libertad, informar con la verdad y con sueldos que nos permitan vivir dignamente.

SINDICATO DE PRENSA ROSARIO

7 de junio 2025