Una tarde a puro sentimiento: una de ésas en que la dimensión personal muta rápidamente en colectiva. Y es que, de hoy en más, todos los 1° de noviembre, en Rosario se conmemorará el Día Municipal del Periodista de Policiales en homenaje al trabajador de Prensa Leo Graciarena quien falleció el 18 de junio pasado y hoy hubiese cumplido 57 años. La concejala peronista María Fernanda Rey fundamentó la iniciativa junto a la elección de la fecha, por el cumpleaños de LG, que fue votado a mano alzada, por todxs lxs integrantes del Concejo Municipal de Rosario. En el palco de honor estaban sus amores más cercanos, su pareja Ana Julia Candia junto a su hijo Joaquín y su madre Antonia Aguirre. En el sector reservado para el público, todxs nosotrxs que fuimos muchxs, compañerxs de la redacción de La Capital, de LT8, de El Ciudadano, de otros medios, del SPR, quienes tuvimos la suerte de conocerlo y disfrutar de su sagacidad cultivada a diario, de su meticulosa tarea para explicar la ciudad y la historia más fuerte del delito en los últimos 20 años. Y conocimos su indeclinable sentido de pertenencia al gremio, su compromiso con los derechos de lxs trabajadorxs de prensa y con nuestra organización sindical. Leo podía, además, apelar a la vehemencia sin perder la capacidad de razonar sobre la realidad en la que se movía.
La concejala Rey habló de la tarea de Leo quien desarrolló “su labor de manera intachable, con honradez, hombría de bien, con datos certeros, fue un extraordinario profesional y una gran persona”, aseguró. Sus pares de Justicia Social y de Ciudad Futura, Norma López y Juan Monteverde, señalaron el humanismo de Graciarena. Después, las intervenciones más extensas las hicieron Sergio Naymark, en representación de lxs trabajadores de prensa, y Edgardo Carmona, secretario general del Sindicato de Prensa Rosario. Fue más de una hora de mucha emoción, también de lágrimas y palabras entrecortadas. Naymark habló del amigo, del compañero leal, del trabajador de Prensa y del periodista de raza. “Olfateaba la noticia y caminaba las calles más calientes y marginales de la ciudad sin temor a nada ni a nadie. Hablaba con todxs, con quienes se dicen buenos y con los que están catalogados como malos. Buscaba una y otra vez las fuentes que su trabajo le requería. No paraba hasta encontrar el dato mínimo que necesitaba. Toda la terquedad de un vasco aplicada tanto al oficio como a su vida. Cuando volvía a la redacción desplegaba sus apuntes y esquemas hechos en su cuaderno, se ponía sus auriculares para que el rock más pesado le llenara el cuerpo. Se aislaba de quienes no quería ver ni escuchar. Se sentaba a la computadora y escribía con potencia cada frase; sabía contar historias y era dueño de un vigoroso estilo coloquial. Pero sobre todo Leo era un tipo querido por todos…”
Por último, Edgardo Carmona citó al gran cronista Ryszard Kapusinsky quien consideró que: ‘Para ser buen periodista, hay que ser buena persona’ y sostuvo que Leo Graciarena “era una gran persona y un gran periodista. Era tenaz, disruptivo, serio, inteligente, constante y minucioso y ejercía el periodismo con muchas fuentes y un gran chequeo cumpliendo con la premisa de ser un servidor social. Que el ejemplo de Leo impregne cada rincón donde se ejerza el periodismo, porque eso será el ejercicio de cumplir con el mandato social que nos corresponde para poner sobre el tapete lo que el poder económico, político, financiero quieren ocultar”. Carmona recordó también que el de Leo era un rostro y una expresión especial en las asambleas de La Capital, porque “justamente esa expresión me hacía plantearme si lo que yo decía era lo que debía en ese momento”. Luego saludó el homenaje en el CMR y apostó: “Para que su ejemplo nos interpele, para continuar con ese legado y que podamos ver un futuro promisorio para nuestro trabajo de informar. Nunca lo vamos a olvidar”.
Fotos: Celina Mutti Lovera